Todo lo que es La Casa de Los Balcones se lo tenemos que agradecer a su primera impulsora: Eladia Machado.

Madre de Carlos Schönfeldt, el actual propietario del conjunto Histórico de La Casa de Los Balcones, era una mujer visionaria, ambiciosa, y adelantada a su tiempo que comenzó a partir de los años 40 a crear y comercializar calados canarios.
Es en esa época cuando establece su propio abastecimiento contactando con las principales caladoras de la isla, pero no fue suficiente.
Para poder tener una gran cantidad y con calidad semejante a los trabajos de las mejores caladoras de La Orotava, contrata caladoras y monta el primer taller escuela de este arte.
El taller comenzará a llamarse “Virgen de Candelaria”. Un poco más de una docena de jóvenes aprenden a calar y calan para ella.
La primera tienda se establece en la actual Casa Eladia Machado, edificio del siglo XVI, habilitando el generoso zaguán de la casa.

Diez años después, doña Eladia consiguió contar con más de trescientas caladoras para la producción y posterior venta de los calados.
En la actualidad, los visitantes pueden apreciar en este santuario surtidas colecciones y piezas antiquísimas y únicas de extraordinario valor, propias de un auténtico museo.
El laborioso mundo del calado resulta muy interesante ser descubierto así como conocer y saber sus técnicas, estilos y sus múltiples detalles en la confección de los calados.
Aquí puedes descubrir las técnicas y la rica variedad de estilos de confección de las piezas preguntando a las artesanas.

Según un artículo de la antigua revista «Ama», del año 1963:
Doña Eladia trataba de conservar este hermoso tipismo en su hogar, porque se siente orgullosa de contribuir al bien del país. Era una mujer simpática y dinámica que lleva muchos años enseñando a las niñas del taller a dibujar en hilo o batista.
Lolita y Mari Carmen son las alumnas mayores. Desde los seis han aprendido junto a Doña Eladia. Hasta doscientas caladoras trabajaban en el taller hace años, pero el creciente desarrollo de la isla y el turismo han desviado a muchas mujeres hacia otros oficios.

Con la llegada del boom turístico, muchos extranjeros que visitaban La Orotava, preguntaban si podrían pasar a la casa, que en aquella época vivía la familia. Ahí se dió cuenta Carlos Schönfeldt, que la casa era un bonito atractivo y que los turistas se quedaban maravillados con la casa y el arte del calado canario.
Fue entonces cuando, en los años 60, Carlos Schönfeldt abrió las puertas de la casa a los visitantes.

Sentimos mucho orgullo, no solo por Eladia Machado, sino por cada una de las grandes mujeres que trabajan en La Casa de Los Balcones. Luchadoras incansables, que sacan adelante sus casas y sus hijos.
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