La despensa canaria
Este es el lugar donde se guardaban los alimentos antes de ser elaborados o consumidos. Casi todo se guardaba con procedimientos de almacenaje antiguos, en su mayoría solía ser en botes para su mejor conservación. La mayoría están hechos de cristal o cerámica, aunque también destacan algunos de cestería para las frutas o las papas, por ejemplo.
Objetos característicos
Entre los objetos que están presentes en esta despensa, llama la atención el que se encuentra a nuestra izquierda, conocido en algunas partes de la isla como la fresquera, que estaba destinado a guardar el queso y los alimentos frescos para protegerlos de roedores o insectos.
Tampoco podía faltar los botes de latón para la leche, alimento principal en la dieta de todas las familias.
Antiguamente, existía en Canarias la figura de “la lechera”, mujeres que durante siglos alimentaron a varias generaciones con los productos lácteos frescos que traían del campo, y que vendían casa por casa. No es difícil recordarlas aún cargando grandes lecheras en su cabeza y en sus brazos, ataviadas siempre con delantales con bolsillos para poder cobrar la leche que iban vendiendo. Mujeres trabajadoras incansables que contribuían en la economía familiar.
En las casas de las familias pudientes, contaban con sus propios cazos de latón para que las lecheras le dieran la leche. Según las mujeres mayores:
“La leche para los señores de las fincas no era como la de los demás, tampoco se vendía de igual forma: «la leche de las fincas iba toda con candado y con el nombre del dueño grabado»”.
En ocasiones, la lechera correspondiente era la que hacía la entrega, en otras el cazo viajaba solo en la guagua perrera, la jardinera, o el camión… no había posibilidad de pérdida porque el nombre del dueño estaba grabado y cualquier afrenta a un cacique se podía pagar muy cara.
«A los ricos le traían la verdura y la leche en las guaguas del correo, venían las cacharras de leche con su nombre. Después fueron los camiones los encargados de pasar por las fincas. Los sábados se les mandaba las frutas junto con la leche (. . .). Ellos tenían cacharros dobles, así ponían unos vacíos y se llevaban los llenos».

