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¡Con el solsticio empieza la magia!

Todos sabemos qué es la Navidad, esta celebración tan divertida en la que nos disfrazamos de reno, nos regalamos un millón de cosas y nos reunimos para tener las cenas más aburridas o las más entretenidas (según como se mire). Pero hay algo que seguramente no sabías y es que La Navidad tiene su origen, en la festividad del solsticio de invierno, comúnmente conocido como Saturnalia o Yule.



Se conoce como solsticio al momento en el que el sol alcanza su punto máximo de altura en el cielo, esto tiene como consecuencia que la estrella comience a girar. Este fenómeno natural, marcaba el comienzo del invierno y por lo tanto de Yule.

Durante este periodo, se realizaban festivales con música, baile y procesiones en honor a los dioses de la fertilidad, pero lamentablemente, estas tradiciones se han ido diluyendo en el tiempo. 

Actualmente, del Yule original sólo nos quedan las historias que han ido pasando de generación en generación, historias como la del Krampus, comúnmente conocido como el Papá Noel malo, los trolls de Yule o incluso el Julbock (la cabra de Yule). Pero no todo era terrorífico y malrollero, esta época estaba relacionada también con la hermandad, la familiaridad y el calor del hogar.

Precisamente para mantener este calor de hogar durante todo el invierno, la noche de navidad se prendía un tronco que tenía que durar toda la noche y se consideraba un mal presagio que las llamas se apagaran antes.

Está claro que a pesar del tiempo, el misticismo y la magia de la navidad no se ha apagado, así como no debería apagarse jamás el tronco de Yule.



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