El Molino de la Casa Lercaro

Un canal atravesaba el pueblo de La Orotava de sur a norte, llevando el agua hasta estanques para su uso. Asociados a este canal se edificaron hasta 13 molinos, de los que se conservan actualmente 10, continuando 2 en activo gracias a la electricidad.

Índice

Los Molinos en La Orotava

Los primeros molinos, así como los canales, estaban hechos de madera. Sin embargo, los problemas derivados como la podredumbre o incendios, hizo que con el tiempo se fueran reformando mediante la incorporación de nuevos materiales como la piedra y el barro. Eran propiedad de miembros de la élite local, quienes los arrendaban para su explotación por un canon abonado en trigo.

El estado de conservación de los molinos y de parte del acueducto, junto a su enorme representatividad le han valido su declaración de Bien de Interés Cultural. En la actualidad, constituyen un elemento de enorme valor patrimonial, reflejo de los usos y tradiciones rurales del Valle de La Orotava.

El tramo postrero del caudal conectaba desde este con el existente frente a la plaza de San Francisco (familia Benítez de Lugo) y pasaba a otro que se perdió a comienzos del siglo XIX que estaba situado en torno a la actual Casa Díaz Flores (Colegio, 1), para luego desembocar por la calle Colegio y mover las piedras del molino fundado por la familia Monteverde, hoy explotado como La Máquina, hasta acabar el “camino” en el que se encuentra en la trasera de la Casa Ponte Fonte (Colegio, 7) que fue construido por la familia Lercaro.

La construcción y propiedad de los molinos estuvo ligada a los grandes propietarios de la tierra y del agua, tras los repartimientos del Adelantado Alonso Fernández de Lugo.

La actividad en el molino era desempeñada, sin embargo, por miembros de las clases bajas a los que se cedía la explotación en régimen de arriendo y en condiciones bastante gravosas para los arrendatarios.

Solo a partir del siglo XIX y sobre todo durante el XX la propiedad pasa progresivamente desde las clases altas a los demás sectores sociales.

En Las ordenanzas de la Isla de Tenerife recopiladas por el Licenciado Don Juan Nuñez de la Peña en 1670 hay algunas que hacen mención explícita al control que debe ejercerse sobre la actividad del molinero; se oficializa de este modo la baja consideración social en que se tiene a este oficio y que bien reflejan tanto los refranes y coplillas que lo tienen como protagonista central, como las prohibiciones que les concernían – formar parte de la milicia – o las obligaciones onerosas que conllevaba su profesión – sustituir al verdugo en caso de necesidad.

El Molino de la Casa Lercaro: El Molino “El Hoyo”

El molino El Hoyo fue edificado por los esposos Jerónimo Ponte Fonte y Catalina Grimaldi, los primeros dueños de la actual Casa Lercaro, antiguamente llamada Casa Ponte Fonte.

En la siguiente imagen se aprecia el canal, sobre el arco de medio punto, que transportaba el agua hasta el cubo y el aliviadero lateral construido para desviar el exceso del caudal.

El de la casa de Lercaro fue construido por los fundadores del mayorazgo Don Jerónimo de Ponte Fonte y Doña Catalina Grimaldi Rizzo y Ponte, y constaba ya en el testamento de Doña Catalina fechado el 7 de octubre de 1699, ante escribano público Don Pedro Álvarez de Ledesma:

“El molino que está a las espaldas de la casa de esta Villa, una venera de oro con su lazo de diamantes, un arca grande de hierro esmaltada con diferentes colores y dos llaves, las dos imágenes de San Francisco y Santa Catalina, que están en la ermita de San Jerónimo, con su diadema y corona de plata, un cáliz, un misal y demás ornamentos que al presente tengo en el oratorio de las casas de mi morada, y además del cáliz, misal y demás ornamentos que ya tiene dicha ermita”.

El molino lindaba al sur con otro molino, propiedad de Don Antonio Monteverde del Castillo y al norte con huertas de la casa. Movido por agua, presentaba serventía de entrada por la calle Colegio común para la huerta. El agua restante se utilizaba en la fábrica de curtidos o tenería que situada más al norte, también pertenecía a la propiedad de la familia Lercaro y Ponte.

Foto: Imagen antigua del canal del agua del molino de Casa Lercaro. Extraída del documento “Ruta de cultura científica de La Orotava” de
Sánchez.
Foto: Imagen actual de la parte del canal de agua.

Los mecanismos del molino

El Salón

En otro cuerpo anexo al cubo se halla el salón. En él se encuentra la maquinaria de los dos molinos, con su tolva, recipiente en forma de pirámide invertida en la que se introduce el grano previamente tostado que cae en las piedras o muelas, para su trituración o molienda.

La caída del grano se regula por un ingenioso sistema que al imprimir un movimiento rítmico a la canaleta evita un vertido continuo.

La piedra superior gira sobre la inferior que permanece fija. Para que las piedras cumpliesen con su labor correctamente se debe realizar un “picado”, con relativa frecuencia, golpeándolas con la picareta y para ello es necesario mover las piedras sirviéndose del pescante, una grúa elemental que facilitaba dicho trabajo.

Las piedras en la molienda están protegidas por un armazón de madera llamado guardapolvo o tambor.

Para evitar las pérdidas de la molienda se realizaba un hueco desde el que cae el gofio a los sacos o a la caja de gofio.

Las labores de tostado podían llevarse a cabo en cuartos cercanos del mismo molino o bien era un trabajo aparte realizado por los vecinos en tostadores propios desde donde llevaban su grano ya tostado al molino.

Foto: Molino de gofio Casa Lercaro
Foto: Parte del molino de gofio de la Casa Lercaro

Contexto histórico Villa de La Orotava – El agua en La Villa

La Orotava está condicionada por su orografía con fuerte desnivel del terreno y la presencia de varios barrancos que la cruzan. Su climatología se caracteriza por el predominio de los vientos alisios, que soplan desde el nordeste y favorecen la lluvia horizontal, lo que propicia el desarrollo de una variada agricultura tanto de secano como de regadío, desde sus orígenes hasta la actualidad.

Del subsuelo surgían ricos manantiales naturales de agua, que más tardes serían extraídos por numerosas galerías. La existencia de estas aguas ha sido determinante para el desarrollo del pueblo.

La existencia de nacientes de agua junto a la fertilidad de sus tierras atrajo desde los primeros momentos a familias notables que establecieron aquí su residencia tras los repartimientos de tierra que sucedieron a la conquista castellana.

Uno de los factores determinantes para el nacimiento de esta población fue la existencia en sus proximidades de nacientes de agua potable. La posibilidad de urbanizar esta parte de la isla de Tenerife tuvo en el aprovechamiento de las aguas un factor determinante, y no sólo en la necesidad de aguas para regar sus tierras, sino en el uso de ésta como elemento generado de un vector de crecimiento al que se anexionaron los vecinos.

El agua, el canal de las aguas que conducían lo que se ha dado en llamar el “Río de Orotava” (la suma de las aguas provenientes de los nacientes Taboco, Hidalgo, Pedro Gil, Agua Grande, Las Peñas…) se veía definido por tres elementos: la canal de conducción, los molinos harineros y los lavaderos-abrevaderos.

De tal manera, que la concentración de caudales sacaba provecho de los pronunciados desniveles propios de un terreno extremadamente inclinado que proporcionaba agua para el regadío, lo que conlleva la correspondiente producción agrícola, y el suministro a la población allí asentada. La tarea de encausar el agua es tan vieja como la conquista y sabemos que después de varios intentos frustrados por hacer una en condiciones se tomó en el año 1502 la determinación de encomendársela definitivamente a dos personas de inteligencia, Fernando de Castro y Juan Fernández.

La obra en sí fue bastante modesta desde el punto de vista tecnológico, -canales de madera descubiertos que a cada poco tenían que ser reparados por las mermas del caudal-, pero de una eficacia indiscutibles, pues las mismas duraron hasta finales del siglo XVIII cuando empezaron a ser, las susodichas canales, sustituidas por otras de mampostería que hacían más factible la conducción de las aguas, amén de los beneficios sanitarios y otros derivados. (GESPLAN S.A, 2008)

De forma casi inmediata, se procedió a construir acequias y canales que transportasen el agua desde las zonas altas  como Aguamansa hasta los núcleos poblacionales.

Un canal atravesaba el pueblo de La Orotava de sur a norte, llevando el agua hasta estanques para su uso. Asociados a este canal se edificaron hasta 13 molinos, de los que se conservan actualmente 10, continuando 2 en activo gracias a la electricidad.

Foto: Estructura del molino

Bibliografía

  • Campos torres (2000). Memoria histórico artística de la Casa Lercaro. Disponible en
    https://issuu.com/casadelosbalcones/docs/lercaro_-_memoria_historico_art__st
  • Plan especial de protección del conjunto Histórico de La Orotava. (2019). Consultado
    en https://www.laorotava.es/planesorotava/
    pepch_2010/docs/LIBRO%20Memoria%20PEP%20para%20Ap%20definit%2020
    09%20_V.2_.pdf
  • Sanchez Perera s/f. Ruta de cultura científica de La Orotava. Consultado en
    fundacionorotava.org

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

You may use these HTML tags and attributes: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>