Cuenta la leyenda, que en Canarias existe una isla que sale a la superficie caprichosamente, es denominada hace muchos siglos como: La isla de San Borondón. Un monje irlandés, de nombre San Brandán, del que deriva el nombre de la isla, decidió realizar una expedición marítima, por el Atlántico, en busca del paraíso y aventuras.
Así fue como llegaron el religioso y sus hombres a una isla de arena negra, en la que era de día continuamente y había árboles frutales. Desembarcaron en ella, y celebraron una misa. Luego, la isla comenzó a moverse, y vieron una criatura marina de enorme tamaño.
Esta isla misteriosa y paradisíaca, como así la describían en escritos antiguos, estuvo presente en la cartografía medieval en Europa. Hay quienes afirmaron verla, y la ubicaron al oeste de Canarias, en un punto entre el Hierro, La Gomera y la Palma. También se la conoce como “La isla perdida” o la isla inaccesible.
Foto: Canary Island Destination
La creencia de la existencia de la isla mágica estaba tan arraigada que se organizaron expediciones de conquista durante varios siglos. En Canarias, en el siglo XVI; XVII y XVIII, descubrieron las expediciones de descubrimiento para encontrar la isla de San Borondón. La última de las expediciones partió del puerto de Tenerife en 1721. A los dos días de la salida, una tempestad les obligó a regresar.
En nuestro archipiélago es un mito popular, del cual se han hecho eco muchos escritores canarios. Les dejamos con un poema de una escritora canaria:
LA ISLA FANTASMA
Voy a contarles la historia de una isla singular, nacida de fuego y lava desde el más profundo mar. Era curiosa y coqueta y andaba aquí y allá, igual se iba al norte que al azul inmensidad. San Borondón, no lo he dicho todavía, era la isla fantasma, la isla de la ilusión, isla de la fantasía, donde los sueños redondos realidad se hacían. Y aunque te cueste creerlo, no había desgracias ni guerras ni había contaminación, San Borondón, ya lo dije, es una isla de ilusión. Isabel Medina
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