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El comedor en las casas señoriales canarias
Esta estancia está prácticamente intacta. Además, junto con la sala conservan los objetos que siempre han formado parte de la estancia. Toda la vajilla que se observa en las vitrinas y sobre la mesa es inglesa.
En los comedores se dejaba entrar la luz cuando la comida ya estaba servida en la mesa.
En los siglos pasados los salones de las casas señoriales eran lugares de reunión entre amigos y familiares, lugares donde se compartían conversaciones, cotilleos e intimidades de toda índole.
Este cometido se desarrollaba en las mesas que tan cuidadosamente eran vestidas y decoradas.
En una sociedad donde el protocolo y la formalidad lo era todo, el mostrar a la hora de recibir visitas, la mesa de comedor vestida con un excelente mantel, y una vajilla selecta junto a una cubertería perfectamente colocada según marca el protocolo, era vital para la reputación de la familia respecto al resto de miembros de su misma clase social. En este caso, la anfitriona siempre debía tener un trato cordial y amable con el visitante, además de ser la encargada de atender a los invitados y proporcionarles un ambiente agradable.
El arte de vestir la mesa

Imagen de una mesa vestida con mantel calado
Respecto a la indumentaria, la cristalería empleada debía lucir impoluta, siempre de un cristal bohemio de gran calidad y colocado por orden de consumición delante del servicio de mesa de derecha a izquierda. La mesa por su parte, normalmente era de madera noble de un excelente estado y de gran belleza. Sobre esta, iba colocado un espléndido mantel calado, cuyo color debía ir a juego con las servilletas, lo que no quiere decir que tuvieran que ser exactamente igual, sino más bien que tuvieran una sintonía entre los colores de ambos.
Las servilletas, eran de tela, presentándose siempre de manera plegada. Lo más habitual era que se colocaran sobre el plato de presentación, sin embargo, también podían ser colocadas a un lado dobladas con sencillez en cuadrado, triángulo o de forma rectangular.
Actualmente parece que la delicadeza y el arte que se le proporcionaba antes al vestimento de la mesa se han ido perdiendo. A nuestro modo de ver, cada detalle que se le otorga, desde la formación de las servilletas, hasta la colocación tanto del mantel como de la vajilla, es fundamental.
¿A tí te gusta vestir tu mesa del comedor?